06 septiembre, 2017

apocalipsis

A veces me leo.
Leo las cosas que escribí
cuando me dolías de esa forma
brutal, salvaje
apocalíptica
en que me doliste.

Qué distinto parece ahora el dolor.
Qué soportable.

28 agosto, 2017

comienzos

Acuérdate de cuando nos mirábamos desnudos
―luz irrepetible del único verano―
y nos costaba tanto comprender, o si más no imaginar,
el abrazo del miedo.

Habría tenido sentido que la vida terminara allí,
en la caída hacia arriba de tu cama,
en mi constante renacer de tu costilla,
en la oceánica sal de tu saliva.

El amor era sencillo,
esencial como tus verbos.

No cabía en él más que nuestras manos,
todo lo que nos dimos
y una duda
pequeña,
cobarde,

temblando. 

15 marzo, 2016

aunque no lo sepas

No lo sabes,
pero siempre fuiste demasiado mío –y digo demasiado
sabiendo exactamente que vas a decirme
aquello de «no es bueno, demasiado»
como si alguna vez te hubieran importado
los excesos.

No lo sabes,
pero me hice una bandera con la piel muerta de
todo los los te quiero que callé
siempre por orgullo, 
siempre por no ser capaz
de quererte libre, de quererte con alas.
Ahora la agito en camas que solo son puerto,
que nunca serán patria.

No lo sabes,
pero ha pasado el tiempo y yo te sigo debiendo la vida
que planeamos.
Como si la deuda no se hubiera saldado en el adiós
que me arrancaste, en el perdón,
en la maldita alegría que te llevaste
cuando a mí me venció el amor y tú ganaste la guerra.

No lo sabes,
pero a pesar de la huida mortal
no he podido sacarte de los poemas.

Aunque tú no lo sepas, amor,
te quedaste.